LA JORNADA

La jornada

 

Contempló el ancho camino delante de sí; ya no podía decir si le faltaba más de lo que había recorrido o si tendría un pronto fin, así de lejano se veía el horizonte.

Sintió un cansancio inmenso y pesado en sus pies, el ardor en su espalda del ardiente abrazo del sol, otro día que llegaba a su fin, otra jornada recorrida.

Las sombras comenzaron a alargarse tanto como el camino por recorrer.

Ya no recordaba cuando inició su camino, ni por qué empezó a caminar.

Lo agobió el recuerdo de sus jornadas, la pesadumbre de sus vivencias.

¿Por qué salió a caminar? y ¿qué buscaba al hacerlo?

Al hacerse tan largas sus jornadas y tan numerosos los días que habia caminando, fue olvidando su objetivo y su búsqueda. Los días se fueron sucediendo uno al otro sin fin y él no podía detenerse, ¿qué lo obligaba a seguir caminando?

El polvo cubría sus pies y el sudor empapaba sus ropas, pero se sentía vació por dentro. ¿Cómo llenar ese espacio inconmensurable que albergaba en su corazón y en su mente?

Ya pronto no habría más sombras, todo sería una sola oscuridad en la que no se diferenciaría una cosa de otra, la penumbra densa de la oscura noche, la oscura noche de sí mismo.

Se detuvo a un lado del camino y se arrimó buscando cobijo a una gran roca; descargó su cuerpo en la tierra.

Ese día había sido una jomada larga y dura, sintió la dificultad con que respiraba, tomó una gran bocanada de aire, llenó sus pulmones y suspiró profunda y largamente…sintió descanso.

La noche con su red titilante hizo su aparición y lo cubrió todo, contempló el firmamento tachonado de estrellas y vivió de nuevo la angustia de sus vacios, cerró los ojos y penetró en la oscuridad de su profunda vacuidad. Vió, escuchó, saboreó y palpó luces, colores, sonidos y recuerdos. Esta también fue una larga jornada.

Todo vino a su mente, su vida, sus búsquedas, todo, todo, todo…

Después de este largo viaje dijo: “yo soy el que soy” y su luz se le hizo visible.

Entonces reflexionó sobre su vida desde el inicio y recordó lo que buscaba y alcanzó su objetivo.

Al despertar, todo era lo mismo pero totalmente nuevo y en su corazón albergaba su verdad, esa tan buscada y anhelada…el legado para una nueva existencia suya y de otros; comprendió esa oración que llegó a sus manos no hace mucho tiempo… y oró para hablar consigo mismo.

 

 Por: 

Henry A. Silva C.

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